A Navarro le había tomado cariño, cómo negarlo, pero cada vez se me fue haciendo más molesto. Es lo que ocurre con estos tipos tan carismáticos –recuerdo que me advertiste-: Al principio te ayudan a salir de algún embrollo, luego se van colando como quien no quiere la cosa y al final, irremediablemente, terminan convirtiéndose en un verdadero estorbo. Y eso que en...