Les contaré, a la manera que pueda, como fue que dejé de sonreír por un lapso. Estaba en tercer grado de primaria. Fui al colegio “Juan Bautista” como mis amigos Osorio, Márquez y Gaitán, los cuales todavía frecuento en el bar de la esquina. Esos días colegiales eran felices. No había dicha mayor que ir a clases, no a aprender, sino a jugar pelota de goma en el recreo con mis amigos, a comer las...