Domingo A pesar de nuestro malentendido inicial, el bichito resulto ser de lo más simpático. Casi como por casualidad lo vi trepando penosamente por la pared, apenas una manchita difusa que subía por las losetas color aguamarina, en ese par de segundos en que por azar separé la vista de la página que estaba leyendo mientras me encontraba sentado en el trono en una tarea más bien intima. Tenía...