Era una Oster clásica: tres velocidades, base de metal, vaso de vidrio indestructible y precio astronómico. Era, sin duda, la única Oster en el mundo con un costo como ese, y también el único producto en la vidriera, porque 2015 fue el año en el que desaparecieron las cosas. Lo recuerdo, comenzó el dos de enero; una larga fila de vecinos esperaba por comprar cualquier lo que fuera en el pequeño y...