Llegué a la avenida en el momento justo en el que se desencadenó el aguacero, viendo como se alejaba la buseta echando chispas plateadas. Alcancé el techo protector de la parada chorreando agua y con los vestigios de una tonta sonrisa en los labios. Estaba solo y solo es la mejor manera de estar cuando algo te avergüenza, como era el caso, aunque solo del todo...