Era como un perro de playa en versión mono. Igual a un mandril, pero de bajo presupuesto: desaliñado, colores tierra, nada de ese hocico multicolor tan apropiado para la estética Disney. Con ese culo horrendo, también de los mandriles, como con llagas, enrojecido, tan apreciado sin embargo para efectos de apareamiento. Yo no sabía, ni tenía por qué saber, nada de esos individuos hasta la mudanza...