Si alguien, usted, se detuviera frente a una ciudad y se preguntara en qué línea comienza el mundo, ¿cuál cree que sería su respuesta? Concéntrese. Fíjese bien. ¿Cree que el mundo comienza en la línea del horizonte? ¿En la oreja de su taza de café? ¿En la Muralla China? ¿En un vértice de la pirámide de Teotihuacán? ¿En la cola de una ballena? ¿Dónde, dónde comienza? Ernesto Cardenal hubiera dicho...