Vivo buscándome en los obituarios. Sólo una vez encontré un homónimo y acudí a ver su rostro (distinto del mío) y rendirle honores, conocer a sus deudos, obsequiarles mi pésame (en otras palabras, bajo otro nombre). Ese Orlando Nogales nada tenía que ver conmigo. Ni siquiera se me oponía. Vivíamos al margen uno del otro. Nuestras historias se escribían en renglones diferentes. Habitábamos...