⚰️CUATRO MUERTES

1.- Por un resbalón.

“Oiga amigo, ¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué tanto revuelo?” preguntó un hombre de mediana edad a alguien que se encontraba junto a un grupo de personas rodeando a un cadáver que reposaba en el concreto.

El hombre intentaba acercarse pero algo se lo impedía, como si tuviera un pesado grillete atado a su pierna, “¿Quiere alguien decirme que ocurre?” gritó el individuo.

“Estás muerto.” se oye decir a una vocecilla a espaldas del confundido hombre.

El hombre súbitamente voltea y ve a una figura infantil, pálida y menuda mirándolo fijamente con unos grandes ojos negros, la niña vestía un vestidito de tul negro, un lacito con rosas de igual color en su cabello azabache complementarían su vestimenta.

“Estás muerto.” repitió la infante, “Esas personas rodean tu cadáver, ¿Acaso no recuerdas lo que ocurrió?”

Al mismo tiempo la policía  aparta al grupo de personas para permitir la entrada de los paramédicos, y al retirarse quienes bloqueaban la vista el hombre logra percibir algo, en un inicio no reconoce que es, distingue a una masa informe y sanguinolenta, luego poco a poco va reconociendo a una figura humana estrellada contra el suelo sobre un charco de sangre, el cadáver se encuentra contorsionado en una extraña pose con sus extremidades dobladas en ángulos antinaturales, un poco más allá logra apreciar la masa encefálica recubierta en parte por un tejido amarillento sobresaliendo del cráneo y cuando finalmente se atreve a ver el rostro aplastado contra el pavimento, pudo reconocerse a sí mismo.

Con horror el hombre retrocede y como un relámpago los recuerdos llegan a él, solo atinando a abrir los ojos de par en par, “Ahora lo recuerdo, recuerdo estar parado en la cornisa del balcón de mi apartamento, dudaba respecto a acabar con mi vida, irónicamente sonaba la canción ‘Flying’ de Living Colour en el reproductor musical de la sala, pero una ráfaga de viento me hizo resbalar y caí, ¿Sabes lo gracioso de todo? Al final me había arrepentido e intentaba bajarme, ahora estoy acá, viéndome completamente destrozado vuelto una hamburguesa, ¡Rayos! Esto no puede estar pasando, ahora comprendo porque nadie me veía cuando les hablaba, pero tu si me ves, ¿Quién eres tú?” pregunta el hombre a la niña.

“Tengo muchos nombres: Azrael, ‘El cuarto jinete’, ‘el jinete pálido’, ‘Tánatos’, ¿Viste la película de ‘Meet Joe Black’? Bueno, esa soy yo, en resumen: La muerte.”

“En Joe Black, la muerte era representada por Brad Pitt, tú pareces una niña inocente.” responde el hombre.

“Porque lo soy, la muerte es inocente, yo soy el resultado de un hecho, una consecuencia más no la causa, la violencia o no del acto mortal depende mucho de la circunstancia en algunos casos y del causante en otros y en ambos no tengo nada que ver, ni siquiera juzgo la moralidad del acto, podría decirse que soy una fuerza de la naturaleza, pero voy más allá de ello, existo desde tiempos más antiguos a la creación, muchas personas creen y están seguras de que soy injusta y despiadada, pero no, soy lo que eventualmente debe ocurrir para cada ser vivo, yo cierro ciclos abriendo la puerta para que otros ocurran.” dice la niña.

“Es injusto.” dice el hombre entre dientes.

“¿No escuchaste nada de lo que dije? (No puede ser) aquí vamos otra vez.” Dice la niña volteando la mirada, “veamos, ¿Dónde está lo injusto de tu muerte?”

“Tenía deudas, problemas, perdí mi trabajo, estoy… Mejor dicho, estaba en una literal mala racha, no podía soportarlo, por eso pensé en acabar con todo, cortar de raíz mis problemas, ¡Pero no iba a hacerlo! ¡Al final me estaba bajando de la cornisa y resbalé como un estúpido!” responde el hombre golpeando con su palma la cabeza.

“Estabas en una situación precaria, pensaste en matarte, te arrepentiste y caíste, lo entiendo, pero yo no tuve nada que ver en eso, no te obligué a pararte en la cornisa de tu balcón, no fui la ráfaga de viento que te hizo resbalar, eso fue el destino, pero (y no te estoy juzgando) tenías opciones, podías elegir cualquier otra alternativa, no tienes idea de la cantidad de opciones que tenías a tu disposición para salir de tu precariedad, aunque pensándolo bien acabar con tu vida era una de ellas, en fin, de cualquier forma ya estás muerto, no hay marcha atrás y ahora toma mi mano, ya tu tiempo acá terminó.” dice la niña extendiendo una pálida manecita.

El hombre dudoso ante el ofrecimiento pregunta “¿Y ahora qué?”

“Ahora tomas mi mano para que abandones el plano terrenal ¿Qué cosa no te queda clara? Estás muerto y te tienes que ir.” Responde la niña.

El hombre baja la mirada y dice “Pero soy un suicida, ¿Que me pasará en el más allá? ¿Acaso iré al purgatorio?” 

“Me sorprende que tú, técnicamente un suicida, seas un creyente temeroso de la ira de Dios y luego que estás muerto te preguntas sobre el precio de tus acciones, nunca he estado más allá de mis propios límites, mi trabajo acá es guiar a las almas fuera del plano terrenal ¿Hacia dónde? No lo sé, tampoco me importa, no moriré porque simplemente no estoy viva y no tengo temor, menos curiosidad a lo que haya luego de aquí, sin embargo, la otra opción es que tu alma quede acá, errante sin propósito alguno y eso, créeme no te va a gustar.” 

El hombre resignado toma la mano de la niña y de inmediato es transportado hacia un vacío, cree que está sumergido en una espesa neblina blanquecina, se siente flotar si es que allí existe el aire y acaso se apliquen las leyes de física, pronto se da cuenta que no tiene forma ni ser y en su desesperación grita, grita con todas sus fuerzas pero no tiene boca ni voz.

2.- Es difícil decir adiós.

Lejos de allí en otro punto del globo terráqueo, una mujer observa fijamente la cama de un hospital donde se encuentra una persona sumergida en tubos conectada a un respirador artificial recientemente apagado, sus seres queridos rodean la cama llorando y abrazándose desconsoladamente, el médico y enfermeras dan el pésame y se retiran en silencio, la mujer pregunta a una niña vestida de negro que se encuentra junto a ella “Creo que ahí se termina todo, es extraño, quiero llorar pero no puedo, soy muy emotiva ¿Sabes? Pero nunca expresé mis sentimientos delante de mi familia, yo sola crie a mis hijos y no tengo idea de lo que será de ellos sin mí, claro mi hermana me apoyaba, en el tiempo que estuve en coma la escuché prometer que cuidaría de mis hijos como si fueran los suyos, ¡Dios! Creo que ahora le tocará a ella un gran peso sobre sus hombros, me siento culpable de arruinar sus vidas.”

“¿Acaso tu deseabas tener un accidente de auto y terminar en la cama de un hospital conectada a un sin fin de tubos y con un respirador artificial?” pregunta la niña sin compasión o reproche en su voz.

“Claro que no, pero no podré ver crecer a mis hijos, me perderé de tantas cosas, observarlos convertirse en personas de bien, verlos formar familias, ser una abuela abrazando a sus nietos, los estoy perdiendo a ellos también y eso me pesa.” dice la mujer.

“Y mi hermana María, la menor, nuestros padres murieron recientemente, fue un duro golpe para ambas, pero ella llevó la peor parte, cayó en una profunda depresión, pero nos teníamos y nos apoyamos mutuamente, finalmente logró recobrarse ¿Y ahora qué?” continuó con pesar la mujer.

“Es curioso que muchas personas pregunten eso ‘¿Y ahora qué?’ como si fuera un mantra mágico que de alguna manera cambiaría su situación, no hay marcha atrás de esto, y ya que los mencionas, recuerdo a tus padres, tenían tanto amor el uno al otro que no podían estar separados mucho tiempo, al morir tu madre ella se preocupó por su esposo y sus hijas, estar acá me hace recordar mucho el momento en que llevé a tu madre fuera del plano terrenal, te pareces a ella.”

La mujer sonrió y dijo “Si, María era más parecida a mi padre, hasta en el carácter, pero siento que no podré descansar en paz sin saber qué pasará con mi familia.”

“No dejes que ese asunto te moleste ya que estarías creando asuntos pendientes, ataduras a este plano que nunca podrás resolver y solo causarás tormento a tu alma e incluso a los de ellos, si mantienes ese vínculo malsano ellos lo sentirán también, dejar ir y cerrar ciclos es parte de la vida y muerte, ellos te dejarán ir, por su bienestar deberán hacerlo, pero mantendrán vivo tu recuerdo que al final será tu verdadero legado, venerarán con añoranza los buenos momentos junto a ti y los errores que hayas podido cometer los perdonarán, no te preocupes ellos se tienen ahora, ya antes tu hermana superó un duro golpe, estoy segura que logrará recuperarse de éste también al igual que tus hijos, apuesto a que hiciste una buena labor con ellos, ahora ven, toma mi mano, es hora de partir.” dice la niña ofreciendo su mano a la mujer.

“Tengo una última pregunta que hacerte: ¿Mientras estás conmigo las personas dejan de morir?, ¿Cómo puedes estar acá conmigo y continuar con lo que haces?” pregunta la mujer, “Es algo difícil de responder, pero simplemente no se aplican lo que Ustedes llaman ‘leyes de la física’ en mí, estoy en todos lados al mismo tiempo, ¿Tienes idea de cuantos están muriendo en el mundo justo en este momento? Me debo a mi público.” Responde la niña de negro.

Sin más la mujer toma la mano de la niña y de inmediato siente como una cegadora luz estalla a su alrededor inundando todo a su alrededor sumergiéndola en una cálida paz. 

3.- Una injusta muerte.

En un frío sótano un joven arrinconado, agachado y abrazando sus piernas se encuentra completamente aterrorizado, “Ya pasó, estás a salvo.” dice una pequeña voz infantil cerca de él.

“No, no estoy bien, ni imaginas por lo que pasé, mira ahí, mira a esa bestia sin alma, tranquilo como si nada hubiera pasado” dice el joven señalando a una figura enorme ataviada con un pesado delantal de carnicero que se encuentra en un mesón limpiando la sangre seca de algunas sierras y cuchillos, tenía una máscara de cuero negra adornada con cremalleras,  el sótano donde están es oscuro y tétrico, pobremente iluminado, el olor a moho y podredumbre podría hacer dificultoso el respirar a cualquier persona, menos para ese ser quien ya estaba acostumbrado al aire viciado, mientras hacía su horrorosa faena el hombretón silbaba una canción pegajosa de los años 60.

“Es cierto, no puedo ni imaginar por lo que pasaste, a veces me sorprendo por el nivel de aberración que puede tener la mente humana, son capaces de crear las más espléndidas maravillas pero también capaces de los más terribles horrores” se lamenta la enigmática niña vestida de negro.

“Yo soy abiertamente gay y por ello vivía literalmente con una diana en el pecho dispuesto a recibir cualquier mierda por parte de aquellos con falsa moral creyéndose mejores que yo, piensan que somos aberraciones, seres antinaturales, una blasfemia por ir en contra de las leyes de Dios que tanto pregonan y poco aplican para sus vidas ¿Era justo acaso toparme con un animal sediento de sangre obsesionado por hacer monstruosidades a cualquier joven gay?” reclama el chico.

“No, no lo es, quisiera hacer algo por compensar tanto dolor y sufrimiento, pero escapa de mis manos, solo puedo ofrecer consuelo para hacer menos tortuosos tus últimos minutos en este mundo” dice la niña sintiendo por primera vez quizás algo cercano a la empatía.

“Mi único crimen fue aceptar una cerveza a ese tipo e intentar ligar con él, debí bajarme de su auto cuando sentí que algo no estaba bien, recuerdo es el ardor en la piel de mi rostro cuando me puso el pañuelo con cloroformo, fue demasiado rápido, no lo vi venir, luego recobré la conciencia en una habitación aislada del ruido, atado de pies y manos pegado a una mesa indefenso, ahí vi en la pared recortes de periódicos donde se veían a muchos chicos desaparecidos, de los que había escuchado en la radio, pero claro, seguramente eran homosexuales como yo y nadie se había tomado la molestia siquiera de emitir una alerta formal y entendí que estaba en manos de un asesino serial y que esos chicos no serían encontrados con vida más nunca y el siguiente sería yo.” tras decir esto un llanto ahogado enmudeció al muchacho.

“Pero ya pasó, ven toma mi mano y acabemos con todo tu sufrimiento.” dice extendiendo la mano la niña.

“Luego de violarme, ese depravado intentó algún juego enfermo conmigo, me estrangulaba con sus manos y al verme asfixiar me soltaba, eso lo excitaba, finalmente dejé de respirar, creo que lamentó que muriese a mitad de su juego y no poder seguir torturándome, luego pude ver como tomaba mi cadáver, bajó acá y lo descuartizó, se notaba que ya lo había hecho muchas veces porque tenía destreza, primero me desangró como un cerdo, luego sabía cómo y dónde cortar para que no ocupara mucho espacio en el lugar donde enterraría mis restos, ¿Quieres saber dónde reposan mis despojos? justo acá abajo, en este rincón, me maldijo porque tuvo que hacer algunas peripecias para poder ocultar mi cuerpo bajo el desagüe, sobre tu petición, la respuesta es no, no tomaré tu mano.” y luego de decir esto el muchacho fijó su mirada sobre el monstruo quien ahora se dirigía hacia el piso de arriba subiendo las escaleras.

La niña insiste y comenta “vas a estar errante en este mundo, ya bastante sufriste, no fue tu culpa, fue quizás un error, pero jamás tu culpa, no te debes torturar más por ello.” La muerte se sorprendió del tono de compasión en su infantil voz, “Así me cueste la paz de mi alma, no dejaré que ese engendro siga haciendo daño, ¡No lo permitiré!” gritó el chico mientras se desvanecía en la oscuridad dejando a la muerte con la blanca palma extendida en el aire, el chico habló con tal intensidad que se podría jurar que la bestia lo escuchó, porque volteó el enmascarado rostro y hablando con una voz gangosa dijo: “Mi imaginación me juega bromas, ja ja ja”.

4.- La bestia.

Las noticias sobre el “Asesino del Bar” comenzaron a acaparar los titulares de los principales medios de comunicación, lo que comenzó con unas tibias denuncias de desaparecidos derivó en un torbellino noticioso al comenzar las investigaciones tanto periodísticas como policiales y hallar luego claros patrones entre cada desaparecido/víctima, como era de esperarse las alarmas se encendieron.

El miedo se hizo presente en la ciudad, sin embargos muchos prefirieron continuar con su vida rutinaria tomando ciertas precauciones, pero no las suficientes, un joven incauto de 25 años llamado Ricardo sería la siguiente víctima del “Asesino del Bar” y sin saberlo sería también quién le haría cometer el error que provocaría el fin del reinado del terror que se cernía sobre la ciudad.

Ricardo tuvo el impulso de ir a su bar favorito, el “Four Leaf Clover Pub” en pleno centro de la ciudad, allí en medio de la algarabía conoció un agradable sujeto, pese a su intimidante figura algo le atrajo de él, quizás su timidez o sus torpes maneras, luego de vaciar varias pintas de cerveza negra no pudo rechazar una invitación del formidable desconocido a su casa.

En el auto Ricardo comenzó a notar que la actitud del hombretón comenzó a cambiar, al intentar bajar del auto en movimiento y forcejear el gigante sometió al joven poniendo una de sus manos grandes como zarpas de oso sobre su cuello y comenzó a ahorcarlo, una vez que el muchacho dejó de moverse el hombre se detuvo en un puente y arrojó el cuerpo del desafortunado hacia las heladas aguas del río de la ciudad.

Por fortuna el joven recobró el sentido dentro del río y como pudo logró nadar hacia la orilla pidiendo auxilio a una pareja que se encontraba casualmente en medio de una velada romántica, gracias al testimonio del sobreviviente la policía logró dar con el paradero del asesino y así pudieron tender una sorpresiva redada a la bestia asesina.

“Alto, es la policía, salga con las manos en alto sin oponer resistencia, sabemos que está allí Harrison.” Alcanzaría a escuchar el gigante desde afuera, la pared de la entrada principal era una alegoría de luces rojas y azules que entraban desde la ventana de la sala, como si el hombre hubiera esperado este momento se dirigió tranquilamente hacia un cuarto donde tenía su valiosa colección de LP’s, tomó el disco de 45 rpm de “The Revels” que contenía la canción de “Comanche” y lo hizo sonar en el tocadiscos a todo volumen para aislar el molesto ruido de las sirenas, seguidamente se colocaría la capucha de cuero que usaba para sodomizar a sus víctimas y por último cargó el revólver calibre .45 que escondía en una gaveta dispuesto a tomar la vida de algunos policías antes de irse al infierno.

El hombre enmascarado cruzó el umbral de la puerta revolver en mano y vio como en la entrada de su casa estaba al menos toda la fuerza policial de la ciudad en su poderío, también vio como cada revolver, rifle y mirada se ponían sobre él, “No cometas una locura Harrison, baja el arma y colócala en el suelo, luego pon las manos en el aire donde podamos verlas.” se escuchaba una voz metalizada por el parlante de un megáfono, “¡Solo obedezco la voz de mi señor! ¡Él me encomendó una misión y estoy dispuesto a cualquier cosa por hacer valer su palabra!” gritó con una voz ronca y profunda Harrison, en eso escuchó a alguien en sus espaldas decir “Es tu hora maldito animal, vas a morir como un cerdo”. 

“¿Qué fue eso? ¿Es la voz del señor la que oigo?” atina decir el hombre visiblemente confundido y perturbado, los policías que lo rodean de inmediato se cubren para evitar alguna baja en sus filas, “¡Cuidado! ¡El sospechoso está blandiendo el revolver sin ningún sentido! ¡Tomen sus precauciones! ¡No disparen aún!” Grita el teniente a sus hombres intentando poner el orden.

“Harrison, ¡HARRISON! ¡No hagas algo de lo que puedas arrepentirte! ¡Ésta es la última advertencia! ¡Depón el arma y ríndete!” Advirtió por última vez el policía en el altavoz.

La voz continuó atormentando al asesino: “Vas a morir, ya no tomarás más vidas maldito depravado” y de pronto al frente del gigante se aparecieron los espíritus de algunos de los chicos asesinados despiadadamente por sus manos, Harrison espantado enarboló el revolver al frente y disparó lo que provocó que una ráfaga de disparos acabaran con la existencia del infame “Asesino del Bar”.

Los despojos del monstruo yacían en un charco de sangre, la máscara que usaba no era más que jirones que se confundían con la masa sanguinolenta de lo que una vez fue su rostro, los policías rápidamente comenzaban a rodear el cadáver apuntando con cierta precaución de igual manera hacia la masa inerte apartando el revólver de la  fría mano, más atrás como si estuvieran viendo algún tipo de espectáculo se encontraban el mismo Harrison y la niña pálida de negro, luego quién fuera el “Asesino del Bar” dice viendo fijamente su cadáver: “Es irónico pero siento que he sido liberado de algo”.

“Vaya, me alegra por ti, pero tienes mucho por el que responder, tomaste la vida de esos hombres por tu propia mano provocándoles un indescriptible dolor y agonía, muchos de ellos no han podido descansar en paz, en pocas palabras interferiste en mis asuntos y ese es un gran no, no, no, tendrás que asumir la consecuencia de tus actos.” dijo fríamente la niña.

“¿No tengo salvación?” Preguntó Harrison.

“No eres la primera alma que haya alterado el orden de las cosas, han habido otros como tú desde el inicio de los tiempos y estoy segura que vendrán más, algunos peores, otros no tanto, curiosamente todos preguntan si tienen salvación, yo no juzgo tus actos, simplemente traspasaste un terreno que no está permitido a los mortales, lo que pase contigo después no me interesa.” De forma súbita ya no era una niña la que hablaba, en su lugar apareció una figura envuelta en una negra mortaja, una gigante hoz apareció en su siniestra, su rostro descarnado dentro de la oscura capucha mostraba dos centellantes fuegos en lugar de ojos y sin más dirigió su zarpa al rostro de la presencia de quien fuera la bestia y en una última agonía desapareció tras un espeso humo negro.

Luego retomando la forma de la niña voltea y a sus espaldas están los espíritus de aquellos muertos a manos de Harrison, entre ellos aquél chico cuyo cadáver se encuentra enterrado en el rincón del sótano de la casa del monstruo.

“Veo que regresas y con compañía, algunos de ellos como tú rechazaron mi ofrecimiento, pero entiendo por lo que pasaron en vida, no solamente las vejaciones de quien segó sus vidas, sino las humillaciones y sufrimientos por parte de otras personas, les ofrezco nuevamente el descanso eterno y si lo rechazan no se los volveré a ofrecer nuevamente” dice la niña ofreciendo la mano a aquellos muertos de forma violenta.

“Si, esta vez sí aceptaremos lo que nos ofreces, no podíamos descansar sabiendo que ese hijo de puta estuviera suelto asesinando despiadadamente, ya sentimos que podemos descansar en paz, eventualmente nuestras familias sabrán finalmente donde estamos y con eso basta.” dice el joven sonriente, e inmediatamente toma la pequeña mano pálida y todos desaparecen en un halo de luz cegadora que garantizaba cálida paz a sus almas.

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Feed de narrativa editada a seis manos (desde San José de Costa Rica, Stuttgart y Caracas), por los caraqueños diasporizados Luis Garmendia y Javier Miranda-Luque, y el caraqueño sin diasporizar (¿por ahora?) Mirco Ferri cuya idea es la de postear textos propios y de autores invitados. ¡Bienvenido cada par de ojos lectores que se asomen a estos predios!

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