“Yo quiero escribir pero no se me da y ahora Escritura me persigue, paso todo el día
escondiéndome de ella, no le respondo ni los mensajes del wasap, pero da lo mismo lo que haga
porque me la encuentro en el ascensor cada mañana y tengo que coger las escaleras, pero al final
del primer piso, aparece ella muy sentada muy segura de sí, viéndome con cara de mira todo lo
que has ido regando sin terminar, mira tantos puntos y comas esperando algún lugar donde
ponerse, mira el montón de guiones cortos que has ido dejando en el cajón, ni se diga de las ideas
que no llegaron a principales ni secundarias y que están fumando un porro a ver si pasa algo de
verdad. Pero, me dice Escritura, mira todos los bordes sentados, aburridos, a la espera de que
recorras las esquinas con letras de fonemas y letras de morfemas y letras de fuego en la esquina …
Puro cuento chino, puras advertencias, puro aguaje … me dice Escritura, “¡mírate! ¡Eres peor que
un párrafo con subordinadas temporales y estructuradores de la información juntos en la primera
línea! Y yo solo quiero escribir párrafos parrafaseándolos, llorar lágrimas átonas, tener ideas
desimportantes. Desencarar la escritura, desescriturarla y echarle unos cuentos chinos a ver si me
salvo de la canalladosa invitación de Escritura estas navidades”.