💩 Inmundicia

¿Cómo fue que logré evitar una tragedia?, fácil, dejé que a todo se lo llevara el carajo. Empecé por dejar de lavar los trastes; si quería comer, pues tendría que ser eficiente para no usarlos ni necesitarlos. No volví a abrir las ventanas ni las cortinas, el aire de la casa se empezó a enrarecer al cabo de una semana. También dejé de lavar la ropa, la que estaba lavada la dejé en el secador colgada y limpia, la limpia y sin doblar, afuera del armario, la sucia en el cesto. Los papeles me invadieron las cuentas, citas, comprobantes, notas de compra, mensajes, cartas, invitaciones, listas del súper, boletos de avión, boletos para conciertos próximos, dibujos, postales de viaje, tarjetas de felicitación recibidas y sin entregar.

No más sacar la basura, toda adentro, con sus jugos y aromas, con gusanos saliendo rumbo al refri.

No más orden, no más limpieza, no más paz, no más organización.

Si volvía a limpiar otra cosa no sabría de lo que sería capaz. La vida relegada a la casa no es vida, ni siquiera quiero estar en esa casa, me quiero afuera de ella.

¿Que para qué quiero la casa hecha un desastre?, fácil, es la estrategia perfecta para que me saquen de ahí, no quiero volver, si ve todo en ese estado me correrá y no querrá saber más de mi.

Sigo esperando a que note un poco los cambios, ya ha pasado una semana que la ropa no se lava, la ropa que apesta por la humedad puesta da deseos de vomitar. A pesar de que es verano la humedad en este sótano es imparable, el calor simplemente no llega aquí. Varias veces ya he salido con el abrigo puesto sin darme cuenta de que afuera hay 30 grados.

Otro día y todo en extraña paz, no me muestra reacciones, no hay quejas, ni gestos. Empieza a irritarme el hecho de no poder causar una terrible incomodidad, si tan solo gimoteara un poco yo podría saber si el plan está funcionando, me empiezo a impacientar.

Ya tenemos con esto 3 semanas, la casa se desborda de olores, nadie ha movido un solo trasto, su actitud impasible me inquieta, ¿y si tiene un plan violento contra mí? ¿será que va a matarme?, pero no sería práctico, mucha gente nos conoce, sabrían de inmediato quien fue el culpable. ¿Dónde podría esconder mi cuerpo? ¡rayos¡ los olores, no no no, en medio de esto no se puede identificar un cadáver con tres días de muerto, pero la temperatura constante, como de heladera de baja calidad, mantendría mi cuerpo un poco más de tiempo estable, aunque los gusanos de la basura ya invaden areas de la habitación, no me extrañaría verlos en unos días en cada rincón de la casa, ellos me comerían y sería rápida mi putrefacción. Imposible no notarlo, es demasiado asqueroso ya, yo sería la cereza perfecta del pastel. ¿Qué me comerán primero? Supongo que los ojos, es lo más húmedo y expuesto que tengo. Bueno, puedo con eso, siempre he tenido mala vista, les va a dar indigestión de ojo miope, con astigmatismo y la córnea desviada.

No pinta tan mal el plan, tendré paciencia, me saquen o no creo que empieza a mimetizarse conmigo la casa. Yo también me he abandonado por completo y he decidido dejar de bañarme desde hace un mes, es un experimento interesante porque el cuerpo se adapta. Ya me estoy familiarizando con mis secreciones de “auto higiene” como yo las llamo, no sabía que el cuerpo era tan fascinante, tiene mecanismos para todo.

Pues no tengo tanta hambre, creo que algo me ha caído mal al estómago, no tengo apetito desde los últimos huevos fritos que desayuné ayer, no es buena idea cocinar sobre la sartén sucia y quemada después de 40 días, ya ha sido usada con carne, barritas de pescado congeladas, salchichas, tocino, huevos revueltos de desayuno, y una que otra vez unos pancakes de esos gringos que venden todo listo, solo bata y ponga a freír.

El agua sigue siendo limpia, no he dejado de vivir en las comodidades de la burguesía, el departamento tiene un buen sistema de canalización y drenaje, a pesar de que no he limpiado el baño la descarga se va casi completa gracias a la presión del agua.

Bueno ¡con una puñetera cagada! ¿Cuándo va a dejar la casa o a sacarme de aquí? No hay nada más desesperante que su apacible presencia, sabe que me pudro de coraje al verle. Entra y sale como si nada, no come aquí pero duerme, caga, mea, se limpia los mocos con lo que encuentra ya que naturalmente no he comprado artículos de higiene. Creo que se miró una porno ayer porque alcanzo a distinguir una mancha abajo de la mesa del comedor. No me podría llevar más el carajo si lo disfruta, no puedo creer sus niveles estratosféricos de pereza, y sin embargo se ve como si nada, se baña como puede y sale a trabajar con la misma ropa.

Vamos a ver, que esto no puede seguir así, ya van casi dos meses y medio y no hay avance, no puedo lograr mi objetivo. Tengo que pensar en algo pronto o voy a reventar, voy a hacer lo que he estado evitando hacer, llevo tantos años queriendo darle muerte que ya no sé cual de todas las formas que he fantaseado aplicaría. Esto me rebasa.  Voy a gastar mi último recurso, tirarme al suelo y no hacer absolutamente nada, dejaré de existir simbólicamente, los vecinos vendrán lo lincharán y tendrá su castigo por hacerme su rehén eso haré, no haré nada.

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Feed de narrativa editada a seis manos (desde San José de Costa Rica, Stuttgart y Caracas), por los caraqueños diasporizados Luis Garmendia y Javier Miranda-Luque, y el caraqueño sin diasporizar (¿por ahora?) Mirco Ferri cuya idea es la de postear textos propios y de autores invitados. ¡Bienvenido cada par de ojos lectores que se asomen a estos predios!