Hace mucho tiempo que me compré un teléfono. Con la línea, claro. Tengo ya mi número y desde entonces se lo digo a todo el mundo, Y todo el mundo anota mi número -“Yo te llamo” –me dicen- pero nunca llaman. Desde hace mucho tiempo nadie me llama. Ni una sola llamada. Todos los días me siento al lado de la mesita donde está el teléfono con la sensación indefinible de la espera. Espera inútil, porque nadie llama. Todos tienen mi número y nadie se molesta en llamarme. Y espero. Todos los días imagino que suena el teléfono y creo que alguien me llama. Pero nadie lo hace. Me siento solo. Pero me niego a perder mi aspiración. Sé que alguien ha de llamarme en cualquier momento. Ahora me baño dos, tres, cinco, muchas veces al día, con la esperanza de que suene el teléfono.
Inauguramos el "happy friday" en nuestro OPEN BAR DE NARRATIVA con este "breve" de Omar Garmendia. Relatos instintivos e instantáneos para degustar mientras campaneamos algún trago. Solo los viernes. Todos los viernes…