En su juventud, en el período de entreguerras, había frecuentadolos mejores cafés de Berlín, París, Viena, Madrid y Lisboa. Con suprodigiosa memoria podía describirlos uno por uno: las mesas demármol, las lámparas art decó, la decoración de cada espacio, lamantelería o los cubiertos de plata. Recordaba los nombres de loscamareros, los olores y sabores, la mejor tarta, el mejor sándwich,los...
Homenaje póstumo al lugar más emblemático de la bohemia caraqueña.